Los industriales y ferroviarios veían en el río una fuente de problemas, con las inundaciones y que se creaban en las riberas y los terrenos cenagosos, que reñían con el proyecto de ciudad y limitaban su crecimiento urbano. Los médicos veían en aquellos pantanos una fuente de epidemias, por las condiciones de los pantanos y las aguas que se estancaban cuando el cauce cambiaba su curso y, por su parte, políticos veían un peligro constante para el asentamiento humano, los bienes y las vidas, aquello de las permanentes inundaciones.