La acumulación de capital producto de la arriería por parte de los mineros y los cafeteros del siglo XIX, permitió financiar con sus ahorros la compra de maquinaria y equipos industriales. Este hecho coincidió con la necesidad de operar las maquinarias importadas para la minería y trilla del café

Con la llegada de ingenieros ingleses y franceses a las minas, el saber se extendió poco a poco por toda la región, calificando a la mano de obra existente.

De la conjunción de todos estos factores, a finales del siglo XIX, nació la Escuela de Artes y Oficios, una institución de enseñanza técnica que marcó una era en la educación regional. En ella se enseñaba carpintería, herrería, sastrería, hojalatería, dibujo lineal, mecánica y fundición entre otros